Vida y amores de una maligna by Fay Weldon

Author:Fay Weldon
Language: es
Format: mobi
Tags: Narrativa Variada
Published: 2011-05-11T22:00:00+00:00

22

Mary Fisher está aturdida. ¿Qué le pasa a su vida? Su felicidad está metida en un cubo rajado, y se derrama por las grietas. Primero una carta por correo de una chica que afirma ser la amante de Bobbo. Bobbo lo niega, naturalmente, pero Mary Fisher ya sabe que esas cartas suelen ser ciertas y que aquélla lo es sin duda alguna. Ahora comprende que a la felicidad le sucede necesariamente la infelicidad, a la fortuna la desventura. Que amar es ser vulnerable al destino y que ser vulnerable es como provocar el ataque del destino. Bobbo ya no lo niega, dice que muy bien, que fue cierto, pero que ha pasado ya, que no significó nada, ya sabes cómo son las mecanógrafas, hoy llegan y mañana se van, ja, ja; Mary queridísima, sólo te amo a ti, eres la luz de mi vida, la lámpara que ilumina mi sendero; ¿cómo puedes rebajarte hasta el punto de deprimirte por la carta de un ser insignificante?; además de insignificante, malicioso. Y Mary Fisher le perdona: ¿qué puede hacer, sino perdonarle? O perderle, pero piensa que si le perdiera moriría.

¿Y cómo no iba a perdonarle, ella que aún lleva la huella de los dedos de García impresa en su propia carne? Pero, oh, lo que es bueno para unos es malo para otros.

Mary Fisher vive en Torre Alta al borde del mar, rodeada de muros de intimidad y privilegio, siendo una con la naturaleza. Antaño jugueteó con el mundo, pero ahora el mundo la invade. Primero fueron los hijos de su amante, después su propia madre, y ahora el mundo penetra en forma de policía que llama a la puerta. ¡Cómo ladran y bailan los dobermans! Ella no sabe nada: Bobbo no sabe nada.

—Esta desventura es hija de un destino cruel —dijo Mary Fisher.

—Es hija de tu culpa —dijo él.

Mary Fisher se tambalea como si hubiera recibido un golpe. ¿Es todo culpa suya? Naturalmente. Después de todo, ella fue quien inspiró el amor que les ha destrozado. Fue ella quien, en los días despreocupado en que todavía no amaba, había ordenado a Bobbo que la llevara a casa, quien había permitido que Ruth fuera desechada, quien había provocado la perdición de la verdadera madre de los hijos de Bobbo... su responsabilidad no tiene límites.

Bobbo llora abundantemente.

—Se parece tanto a una pesadilla —dice, negándole a Mary Fisher hasta la realidad del suelo que pisa.

En la mente de esta última, Torre Alta se bambolea, se derrumba, es abandonada. Poco importa.

García escucha detrás de las puertas. Disfruta de la caída de los habitantes de Torre Alta.

—Cuanto más alto construyes —me dice— de más alto te caes. Es la justicia natural —añade.

Los policías se presentan en Torre Alta cuando Mary Fisher no está en casa; registran, encuentran la carta doblada de Elsie Flower en su joyero, en el cajón cerrado con llave, entre collares de perlas, regalos de sus primeros amantes y broches de esmeraldas, que oculta a Bobbo dejándose vencer por la debilidad de la nostalgia.

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